En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza.
Todos queremos lo mejor del Padre para nuestra vida, pero a veces nos interponemos en Su camino. Sin duda, ése fue el caso de Israel. El pasaje de hoy de Isaías comienza así: “Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu” (v. 1).
En lugar de confiar en las promesas y el poder de Dios, Israel se centró en la amenaza de un ataque enemigo. Decidieron que lo más seguro era confiar en la ayuda de Egipto, aunque Dios les dijo que la solución era arrepentirse y confiar en Él. Al sustituir su plan por el del Señor, se perdieron lo mejor que Él tenía para la nación y sufrieron por ello.
Cuando tienes que tomar una decisión, ¿te centras en Dios y en Su Palabra o en el problema al que te enfrentas? ¿Te apresuras a aceptar el consejo de otras personas antes de buscar orientación en las Escrituras? Aunque tu plan pueda parecer la opción más prometedora, si has dejado de lado a Dios, es muy posible que te hayas convertido en un obstáculo para lo que Él desea para ti.
Cuando sientas la tentación de tomar el asunto en tus manos, recuerda la guía del Señor: “en quietud y en confianza será vuestra fortaleza” (Is. 30:15). Cuando le sigas, Él te guiará por el camino óptimo para tu vida.
Padre celestial, reconozco mi limitación y fragilidad. Ayúdame a no confiar en mis propios pensamientos o planes, sino a poner mi confianza en tu sabiduría y voluntad perfecta. Guíame en cada paso y ayúdame a someterme a tu dirección. Que tu voluntad sea mi anhelo y mi guía. En El Nombre de Jesús, Amén.